Foto: Bucanas Fishing Channel
Morelia, Michoacán, México, 6 de febrero de 2020, Pesca en Directo.- Ejemplares de totoaba (Totoaba macdonaldi), en algún puerto mexicano del Mar de Cortés. Es una fotografía sin autor, y aparentemente no es reciente, sino ya con algunos años; es compartida del muro del Facebook de la cuenta de Bucanas Fishing Channel, que se puede consultar aquí https://bit.ly/2S7rO89.
La imagen muestra una cochera, en una casa de un asentamiento habitacional urbano, con aproximadamente 50 ejemplares adultos de gran peso de totoaba regados en el piso, aparentemente eviscerados, y a 4 hombres que faenan en el retiro de las entrañas que, al parecer, son depositadas en una hielera. Al fondo, un remolque con una embarcación. En realidad, refleja la intensa explotación comercial de que ha sido objeto este pez, históricamente.
Hoy existe un sistema de pesca furtiva, dominado por grupos de delincuencia organizada, con una red de pescadores locales, de cuartos fríos para acopio, y un sistema de distribución que opera perfectamente. Esta actividad ilícita aprovecha algunas condiciones de excepción, como la reducida vigilancia en alta mar, y en carreteras.
El producto más importante de la totoaba es su vejiga natatoria o buche, que supuestamente presenta propiedades afrodisiacas. Este tejido, ya seco y embolsado, es transportado por tierra hasta Estados Unidos, donde se embarca y llega vía aérea a mercados asiáticos, fundamentalmente a China. En toda la cadena, el buche genera valor agregado, que, al final, paga el consumidor.
En México ya se trabaja en la reproducción en cautiverio de la totoaba, para reducir la presión de pesca de poblaciones silvestres, y para contener su extinción. Con las artes de pesca de totoaba, además, se capturan incidentalmente otras especies marinas, incluso mamíferos, como la vaquita marina (Phocoena sinus), la marsopa más pequeña del mundo, endémica del Alto Golfo de California, que prácticamente está extinta en estado salvaje.
El problema ambiental, aquí, es muy severo.
