Ciudad de México, México, 16 de octubre de 2020, México Ambiental.- En México la producción de frutos rojos o berries, es una actividad que genera empleo para los estados productores con un inequitativo reparto de la riqueza generada porque apenas 10por ciento se queda para los productores, 30 para las empacadoras comercializadoras y un brutal 60 por ciento para el último eslabón de la cadena: las comercializadoras, como la poderosa Walmart. Lo más grave es que todo este sistema se sostiene con la explotación de la mano de obra barata de niños, niñas y mujeres. Es la otra faceta de una actividad que apoyan y de la que se sienten orgullosos, gobiernos como el de Michoacán.
Con la investigación Agroindustria trasnacional y cadenas globales de valor: una perspectiva desde el sector agroalimentario mexicano, del maestro Iván Cortés Torres, aspirante a doctor en la Universidad Autónoma Metropolitana, quien identificó que en todo este sistema -desde la concepción hasta la comercialización-, de trabaja con métodos de extracción de excedentes económicos, que es sostenido con la alta exportación de la fuerza laboral, con mano de obra infantil, juvenil y femenina altamente explotada, donde se labora en jornadas continuas de 13 horas y un pago de 160 pesos, unos 8.3 dólares.

Iván Cortés Torres, es alumno del Doctorado en Estudios Sociales, con línea de conocimiento en Economía Social de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y por esta investigación fue reconocido con el segundo lugar del Premio Anual Dr. Ernest Feder 2020, que otorga el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Su investigación Agroindustria trasnacional y cadenas globales de valor: una perspectiva desde el sector agroalimentario mexicano, analiza desde un enfoque teórico-metodológico, el carácter del de este sector a escala multinacional, configurado como una expresión del capital en el ámbito agroalimentario, ejerciendo el control desde la provisión de insumos, hasta los canales de comercialización.
Hoy día, México es el quinto productor mundial de frutos rojos o berries –que integra fresas, arándanos, zarzamoras, moras azules y frambuesas–, y se exporta 97 por ciento de la producción bajo mecanismos de dominio y subordinación, incluida la explotación de la fuerza de trabajo de pequeños y medianos campesinos y jornaleros, así como de niños, jóvenes y mujeres que laboran en ese sector, por parte de agroindustrias, donde la estadounidense Driscoll´s, es la líder del mercado mundial.

Iván Cortés Torres Cortés Torres examinó de cerca la cadena de los berries, y observó que está dominada por alrededor de 50 agroindustrias exportadoras y de ellas 22 ejercen el monopolio, al concentrar 85 por ciento de generadores del fruto.
La producción se concentra en Guanajuato y Michoacán –que no solo es el primer productor nacional de aguacate, sino además de berries– y es altamente significativo por el volumen de divisas, al ocupar el tercer sitio nacional, después del jitomate y el aguacate.
Las empresas se ubican o transfieren sus filiales a zonas idóneas, bajo un esquema de articulación de pequeños y medianos agricultores, campesinos, ejidatarios y comuneros a quienes llaman “socios” y les entregan un paquete tecnológico, ya que las compañías deben sujetarse a normas de inocuidad y sanidad; además, brindan asesoría técnica y se encargan incluso de contratar la fuerza de trabajo requerida.
Al final del ciclo productivo de los berries –que va de septiembre a febrero– la corporación recoge el fruto, lo empaca, selecciona y almacena en refrigeradores para mantener la cadena de frío y en tres días estará en Estados Unidos, transportado en camiones.

Todo el proceso está diseñado para apoyarse en una alta exportación de la fuerza laboral, con mano de obra infantil, juvenil y femenina altamente explotada con jornadas de 13 horas y un pago de 160 pesos, unos 8.3 dólares, dijo Iván Cortés Torres al señalar que, en comparación de costos de producción entre una hectárea de arándanos en Estados Unidos y una en México, “… establecimos que aquí es 40 por ciento menor”, debido al bajo costo de los jornaleros, ya que la remuneración es de apenas 1.5 dólares, es decir, 28 pesos mexicanos por hora, contra unos 13.50 dólares por hora en territorio estadounidense.
Por ejemplo, la poderosa empresa Driscoll’s, que en una jornada pasa con sus vehículos a las cinco de la mañana a recoger a los trabajadores, quienes terminan su quehacer a las dos de la mañana en precariedad y “… sin condiciones de sanidad ni seguridad social, porque son familias que llegan de Guerrero, van a Michoacán y después a la pizca de jitomate en Sinaloa”, precisó Cortés Torres.
La corporación, vía las cadenas de valor, hace suyo el excedente generado por esa explotación, lo que representa ganancias extraordinarias, si se considera que sólo en el ciclo agrícola 2017-2018 obtuvo ingresos anuales de 45 millones de dólares.

Cuando el fruto es empaquetado y enviado, sobre todo a Estados Unidos, Driscoll’s lo vende a la cadena de tiendas Walmart, uno de los monopolistas financieros, que también exige una ganancia, dado su poder de mercado, “… apropiándose, sin participar en el ciclo, de 60 por ciento del ingreso, Driscoll’s de 30 por ciento y el productor de apenas diez por ciento”.
El especialista dijo que en ese orden agroalimentario y en los tratados de libre comercio, incluido el TLCAN, ahora T-MEC, “… vemos quiénes son los favorecidos, cómo se articulan y cómo los apoyos continúan para los grandes exportadores, pues para ellos son destinados sustanciales recursos y subsidios, en detrimento de las mayorías”.

Estos instrumentos exacerban los procesos de heterogeneidad estructural, dependencia y extraversión del sector agroalimentario mexicano, colocándolo en una situación alarmante, denotando quiénes han sido los verdaderos beneficiados de la globalización-neoliberal, puntualizó.
Esa es la realidad del llamado “oro rojo”, y en efecto, son berries teñidas del rojo del sudor, de la mano de obra infantil, juvenil y femenina, y del dolor de aquellos que no tienen más empleo que éste, a 28 pesos la hora.

en la fumigación demostrativa de un cultivo