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El agua de lluvia en la CDMX no es apta para consumo directo por presencia de microorganismos y metales pesados

Ciudad de México, México, 18 de octubre de 2018, México Ambiental.- Ya se sabía pero ahora es oficial: el agua de lluvia de la Ciudad de México no es apta para consumo humano directo porque contiene microorganismos y atas concentraciones de metales pesados como aluminio, plomo, zinc, mercurio, arsénico y níquel, reveló un estudio científico del Centro de Ciencias de la Atmosfera (CCA) de la UNAM.

Rocío García Martínez, del CCA, dijo que en las grandes urbes como la capital, la industrialización y la alta densidad poblacional tienen efectos adversos en la química de las precipitaciones pluviales, porque remueven de la atmósfera partículas y gases emitidos por fuentes naturales como la actividad volcánica, y antropogénicas, como emisiones vehiculares e industriales.

La especialista impartió la conferencia “¿Beber agua de lluvia sin tratar es seguro para la salud?”, donde explicó que en el estudio para evaluar el agua de lluvia consideraron parámetros como: sólidos sedimentables, sólidos suspendidos totales, coliformes totales, coliformes fecales, conductividad eléctrica, pH, sulfato, nitrato, cloruro y sodio (contemplados en la norma de calidad de agua potable de México NOM-127- SSA1-1994). Los resultados de los análisis fueron positivos para los contaminantes en la mayoría de los casos.

Como líder de un proyecto de ciencia analizó y evaluó la calidad del agua de lluvia y las posibilidades de consumo humano directo. Las conclusiones son determinantes: esta agua contiene contaminantes y en forma directa sólo puede ser utilizada para tareas como lavar automóviles y algunos tipos de ropa, o para riego, pero no para consumo humano.

Sin embargo es posible hacerla potable “… pero se requiere de procesos complejos de filtración y someterla a lámparas de ozono para eliminar microorganismos”.

Dijo que las primeras lluvias de la temporada son importantes porque limpian la atmósfera de contaminantes, pero si tenemos dos días de precipitaciones, y tres o cuatro no, el aire estará de nuevo contaminado con humo y metales pesados.

Tras un aguacero, comúnmente la gente enferma, pero no sólo por la “empapada”, sino porque en ese líquido hay bacterias y elementos químicos dañinos para la salud, que ingresan a nuestro organismo de manera dérmica o por ingesta, explicó García Martínez.

Las enfermedades más comunes son las de tipo respiratorio, provocadas por los cambios de clima y la proliferación de microorganismos. “Los síntomas son dolor de cabeza, ardor o dolor de garganta, diarreas y fiebre”.

El agua de estas precipitaciones pluviales contiene óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre, que al reaccionar con el agua forman ácido nítrico y ácido sulfúrico, que dan origen a la llamada lluvia ácida.

En las indagaciones en el laboratorio, en las muestras recogidas de agua de lluvia, se detectaron metales pesados como aluminio, cadmio, cromo, vanadio, plomo, zinc, manganeso, hierro, mercurio, así como arsénico, rodio, paladio, rubidio y níquel, algunos de estos muy evidentes por provenir de las gasolinas y de los convertidores catalíticos.

Además, cuando la lluvia es acompañada de truenos que irradian amoniaco, lo que aunado a la radiación y a las condiciones atmosféricas, se convierte en amonio.

Estos contaminantes son depositados en la superficie terrestre tras un aguacero, con un impacto negativo en la calidad de los suelos; no obstante, aclaró, investigadora del Grupo Aerosoles Atmosféricos del CCA, “… el problema no son las precipitaciones, sino las condiciones atmosféricas”.

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