Dra. Mayra de la Torre Martínez, Premio Nacional 1988, en el área de Tecnología, Diseño e Innovación e investigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, AC en Hermosillo, Sonora. Foto: UAM Cuajimalpa
Ciudad de México, México, 13 de mayo de 2017, México Ambiental.- El maíz genéticamente modificado que se desarrolla a partir de procesos biotecnológicos por empresas transnacionales que operan en todo el mundo, “… no es una necesidad primordial” para México, donde tenemos más de 60 razas de maíz (Zea mays) y no todas han sido estudiadas de manera suficiente, sobre todos aquellas resistentes a sequías.
Así lo consideró la doctora Mayra de la Torre Martínez, Premio Nacional 1988, en el área de Tecnología, Diseño e Innovación, en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM quien sostuvo que existen especies de gramíneas que crecen en “… suelos pobrísimos en materia orgánica y de alta salinidad” por lo que desde la ciencia puede aprovecharse esa diversidad.
La especialista del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, AC en Hermosillo, Sonora, dijo que hay plantas modificadas genéticamente que son muy importantes, pero en México “… tenemos que ser muy selectivos” sobre qué tipo de vegetaciones y con qué características se requieren; sin embargo, con relación al cereal, es preciso estudiar la diversidad con la que cuenta el país.
Al participar ayer en la última conferencia del ciclo Premios Nacionales en la UAM Cuajimalpa, la doctora en Microbiología por el Instituto Politécnico Nacional afirmó que México carece de una política industrial a escala general y la que pudiera dirigirse al desarrollo de la ingeniería de procesos no es la excepción, situación que impide a muchos investigadores cristalizar su “sueño” de llevar sus proyectos a la producción.
En México tenemos muchos problemas vinculados con la falta de lineamientos para el impulso de la industria y cada sexenio se comete el error de pretender “olvidar” lo que se hizo antes para “tratar de reinventar las cosas”, apuntó la especialista en tecnología de fermentaciones.
Hoy día, prosiguió, el reto de la ingeniería de bioprocesos es estar pendientes de las tendencias a nivel mundial en la materia, pero sobre todo focalizar sus propias necesidades y no seguir los modelos de otras naciones, indicó la doctora De la Torre Martínez quien sustentó la conferencia Viaje a la semilla de la Biotecnología mexicana.
La investigadora ex jefa del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Centro de Investigación y Estudios Avanzados, realiza estudios que se caracterizan por acoplar la investigación básica con el desarrollo tecnológico, utilizando como herramienta la Ingeniería Química, la Bilogía Molecular y la Bioquímica.
Expuso algunos de los logros que ha alcanzado en el avance de diversas tecnologías de bioprocesos y la fabricación de productos tecnológicos presentes en el mercado, en particular para pequeñas y medianas industrias, así como dos empresas en comunidades indígenas para recuperar los alimentos tradicionales mediante un uso sustentable de la agrobiodiversidad.
Al respecto, el doctor Eduardo Abel Peñalosa Castro, rector de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, aseveró que la biotecnología cumple un papel relevante que se verá reforzado cada vez más al aportar conocimiento para el bienestar de la humanidad. Por ello la importancia de la actividad y que los jóvenes universitarios se preocupen no sólo por aprender sino por lograr que otros se apropien de este conocimiento y se interesen por él.
Sobre el ciclo de conferencias Premios Nacionales en la UAM Cuajimalpa, reconoció a los siete investigadores que han recibido este galardón, son especialistas del más alto nivel que han disertado sobre las múltiples aplicaciones y beneficios de la disciplina para la solución de problemas que afectan a la vida y a la salud de las personas.
El rector destacó el esfuerzo compartido de alumnos de la Licenciatura en Ingeniería Biológica y académicos, así como el apoyo del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República para organizar este ciclo que permitió a la comunidad el privilegio de escuchar la voz de los científicos.






