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Del tiburón prehistórico al dióxido de cloro

Aldo Duzdevich

Buenos Aires, Argentina, 18 de agosto de 2020, Infobae.- Hace 2,5 millones de años se extinguió el megalodón, una especie de tiburón que medía 18 metros y pesaba 50 toneladas. Hace menos, digamos dos o tres meses, se instaló en las redes el debate sobre el dióxido de cloro o MMS (Miracle Mineral Solution). ¿Y cuál sería el nexo entre el megalodón con el MMS? El nexo se llama Kori y el koribaumerismo. Ahora explico.

Leyendo el libro Trolls SA (Planeta, 2019), de la periodista Mariana Moyano, llegué a un capitulo que me sorprendió, porque daba respuesta a discusiones que venía sosteniendo en Facebook sobre el famoso dióxido de cloro. Transcribo a Mariana.

“Kori Baumer vive en Missouri, es amante de Guns, Led Zeppelin y otras bandas de glam metal. Ama ver la serie Supernatural y le encanta delinearse los ojos de negro. En Twitter comparte memes de incomprobables frases del Dalai Lama y Paulo Coelho. El 29 de diciembre de 2017 respondió en Twitter un “hilo” de imágenes de naturaleza. Cuando apareció un dibujo del megalodón, Kori tuiteó: ‘El megalodón no está extinguido. ¡Existe!‘. Alguien en dos o tres tuits le dio una explicación científica de que el megalodón no existía. Pero Kori no se dejó amilanar y le respondió que ella ‘sabía que existía’. Agotado el interlocutor le pidió alguna prueba y Kori respondió: ‘No tengo fotos, pero sé que existen’.

Mariana explica: “Este hilo absurdo se repite día tras día en las redes, donde las creencias personales suelen ser más importantes que la información científica. Sin embargo, este ‘hilo’ tuvo un giro épico que sirve para demostrar que ‘cualquiera puede decirle a cualquiera’. Intervino en el debate el doctor David Shifman, uno de los mayores especialistas del mundo en el estudio de tiburones, quien tuiteó: ‘El megalodón está extinto. No hay absolutamente ninguna duda, repito, ninguna’”.

“Kori sintió que era su momento. A mayor autoridad del otro lado, mayor confianza en sus sensaciones. Sin sonrojarse contestó: ‘No sabemos lo que puede existir o no. ¿Quién puede saberlo? Ustedes dicen que no, yo digo que sí. Es mi derecho’”.

“Se sumó un segundo especialista Craig Mc Clain y decidió no basarse en su voz autorizada sino en datos científicos para explicarle pacientemente a Kori por qué no existen. Pero Kori contesto impasible: ‘No creo que la gente que vio al megalodón muestre las pruebas porque el gobierno mira las redes. Por otro lado, creo que deberías sentar tu culo en la silla e investigar. ¡Yo ya investigué, ahora es tu turno de investigar un poco al respecto!’. La respuesta perpleja del experto fue: ‘¿Usted se da cuenta de que literalmente está teniendo una conversación con los dos principales investigadores a nivel mundial sobre animales grandes y tiburones? Hemos dedicado nuestras vidas a esto’. Inflando su pecho troll, Kori respondió por última vez: ‘No fui a la escuela ni tengo tantos títulos, pero soy una fanática desde siempre de lo paranormal y una geek (apasionada) de la prehistoria. He visto muchísimos programas desde que tenía 12 o 13 años’”.

A este paso creo que ya deberíamos ir cerrando nuestras universidades y centros de investigación, y dedicarnos a mirar videítos de YouTube que nos “cantan la justa”. No hay evidencia de la efectividad del dióxido de cloro contra el COVID-19. Foto: EFE/ José Jácome

“Jaque mate a la ciencia moderna. Las Kori son las dueñas de las redes y la agenda pública”.

Hace unos días publiqué en mi Facebook una nota firmada por los principales especialistas en toxicología del país advirtiendo sobre el peligro de ingerir dióxido de cloro. Entre todos sumaban algo más de cien años de estudio en investigación. Pero, de inmediato el primer comentario que recibí fue de una Kori vernácula: “Antes de hablar INVESTIGUEN”, así con mayúscula que significa voz alta. Yo tímidamente contesté: “¿No te parece que los firmantes son todos científicos argentinos muy prestigiosos? ¿Por qué los mandas a investigar, si son gente que tiene años de investigación en lo suyo?”. A lo que mi amiga “Kori” respondió: “Yo soy peronista y no me como ninguna operación”. Me mató, porque yo de biología al igual que Kori no sé nada, pero de peronista tengo unos cuantos años más que ella. Bueno, es una prueba que las y los Kori están por todos lados y no respetan grieta. Mientras escribo esta nota leo que una conocida locutora tuvo un “hilo” de tuits con el doctor en Ciencias Biológicas, e investigador del CONICET, Fabricio Ballarini, a quien nuestra “Kori” versión superstar aconsejó: “Abandonen la tele y estudien. No vivan de acuerdo a la información que reciban. Averigüen, investiguen. No sean manipulados”.

A este paso creo que ya deberíamos ir cerrando nuestras universidades y centros de investigación, y dedicarnos a mirar videítos de YouTube que nos “cantan la justa”.

Como vimos en la discusión sobre el megalodón y en la del dióxido de cloro hay patrones de comunicación e incluso términos que se repiten casi exactamente. Y no es que las y los Kori hayan leído a Mariana Moyano. El koribaumerismo es un virus de las redes que se expande con tanta o más fuerza que el Covid.

Veamos. Kori esgrime “su derecho” a decir y pensar lo que quiere, no importa que su pensamiento vaya contra todas las leyes de la ciencia, es suficiente con que Kori “lo crea”. Y si su tuit recibe muchos likes o hay otros que afirman lo mismo que ella, esto es suficiente evidencia para reafirmarse en su verdad. Lo segundo es ser “antisistema”: Kori por naturaleza desconfía de los gobiernos, científicos e instituciones. Ella afirma que los que se sacaron selfies con el megalodón no las muestran porque “los gobiernos miran todo”. O sea, habría una conspiración de la CIA y la KGB juntas para ocultar al megalodón. Y en la discusión Kori tiene claro que hay que invertir la carga de la prueba. Por ejemplo, si yo digo que la tierra es plana, y vos decís que es redonda, te pido a vos que te subas a una capsula espacial y me traigas la foto. Aunque viniendo de vos, tampoco te voy a creer. En el caso del dióxido de cloro, las y los Kori afirman que existe un complot de las farmacéuticas, la OMS y los gobiernos para lucrar con los remedios del Covid y no nos dejan usar el dióxido de cloro que con diez pesos lo podemos preparar en casa, porque se les terminaría el negocio a las farmacéuticas. Las y los Kori afirman con cara de “vos no entendés”, “hay muchos intereses detrás de esto”. Y contraponen a la opinión científica de miles de médicos, unos videos de YouTube donde alguien dice que se curó, y otros que explican que hace diez años que lo toman, y están geniales de salud.

Claro, la primera duda sería: si el MMS es la cura del Covid, ¿por qué no se “avivó” alguna farmacéutica en agregarle vitamina C, más esencia de vainilla y venderlo a un dólar, para llenarse de oro? Segundo, suponiendo que las farmacéuticas no les interese, ¿por qué Vladimir Putin, Donald Trump o Alberto Fernández, en vez de esperar la vacuna, no salen a repartir bidones de dióxido de cloro y la cortan con contar contagiados y muertos por TV todos los días? Bueno, Kori explicará que Fernández, Horacio Rodríguez Larreta, Axel Kicillof y todos los gobiernos están “al servicio de las farmacéuticas”. Y si uno pregunta por qué los 179 mil médicos argentinos que están luchando contra el virus y que muchos incluso han muerto, no lo usan para curarse ellos mismos. Kori dirá sin sonrojarse que la mitad “están cooptados y la otra mitad estudió con los manuales de la OMS” y prefieren morir antes de darle la razón al genio Andreas Kalcker. ¿Quién es Kalcker? Un señor que inventó el MMS (Miracle Mineral Solution) y muestra un video, donde podemos ver por microscopio un líquido, en el cual nadan unos globitos color blanco que son el virus y de pronto aparecen unos globitos color rojo (el dióxido) que al estilo Pacman se comen a los blancos y listo, muerto el virus. Entonces Kori lo vio y miles como él también lo vieron y se sienten dueños de una revelación. Y por supuesto la OMS, las farmacéuticas, la CIA y la KGB persiguen a Kalcker para que no se conozca la verdad. Aunque si usted ahora pone en Google “MMS”, le va aparecer “fórmula Andreas Kalcker” y por 900 pesos o menos puede adquirir su “inmunidad” ante el virus y salir tranquilo a romper la cuarentena.

En fin, todo esto suena a un gran chiste o alucinación. Pero no es así, las y los Koris fanatizados por el dióxido de cloro no se rinden ante nada. Y para comprobarlo lo invito a que lea los comentarios que van aparecer debajo de esta nota.