Foto: La Jornada Baja California
Mérida, Yucatán, México, 26 de junio de 2017, México Ambiental.- A casi un año que el colectivo de semillas Much’ Kanan I’inaj y el Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar, denunciara nuevamente ante la opinión pública las afectaciones al pueblo maya por el permiso autorizado por gobierno de México a la empresa Monsanto para el cultivo en fase comercial de soya genéticamente modificada tolerante a glifosato por tiempo indefinido y a más de un año y medio que la Suprema Corte de Justicia de la Nación anulara un permiso que la Sagarpa otorgó a la transnacional porque se acreditó el daño a miles de productores de miel, persiste la siembra de soya en el sureste mexicano y se sabotea la consulta pública, sin que el gobierno federal haga valer las leyes.
En 2012 la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, con aval técnico de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y el respaldo político del presidente Enrique Peña Nieto, resolvió autorizar a Monsanto la siembra de 253 mil 500 hectáreas de soya transgénica en siete estados mexicanos incluido Yucatán.
En su momento, el máximo tribunal mexicano de justicia atendió un amparo interpuesto por agricultores indígenas de la península contra el permiso de la Sagarpa porque ponía en riesgo la producción de miel mexicana en Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
En noviembre de 2015 la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió unánimemente otorgar el amparo y protección de la justicia federal a las comunidades mayas de de Yucatán y Campeche para garantizar el derecho humano a la consulta previa, libre e informada relacionada con los permisos otorgados a Monsanto para la siembra de soya transgénica.
Sin embargo sistemáticamente han saboteado el proceso, las dos dependencias a quienes se ordenó organizar y garantizar la consulta: la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem). El clima de desconfianza podría derivar en un activismo creciente de los agricultores.
Vale decir que en octubre de 2016, el colectivo de semillas Much’ Kanan I’inaj y el Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar publicaron un informe donde se reportó esto, en un hecho que favorecía la imposición de un sistema de agroindustria que pone en grave riesgo la integridad de las comunidades y del medio ambiente de manera inmediata. Y eso fue denunciado en diferentes foros.
En esa ocasión y ante esa realidad, los agricultores tradicionales mayas manifestaron que la aprobación de ese megaproyecto “… responde a un conjunto de intereses particulares, que buscan el control de nuestras tierras y territorio a partir del cultivo de la soya transgénica”.
Argumentaron: “Nos queda claro que con esta estrategia buscan despojarnos de todos nuestros recursos naturales, principalmente el dominio de las semillas, la tierra, el agua y los alimentos, dañar de manera permanente e irreversible a la naturaleza y a las generaciones presentes y futuras. Ante este escenario emerge nuestra palabra que busca oídos atentos para que sea escuchado nuestro pensamiento y que se comprenda el problema de fondo, aclarando esto, les comunicamos que el Colectivo de Semillas Much’ Kanan I’inaj y el Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar demandamos mediante demanda de Amparo la cancelación del permiso de siembra de soya transgénica otorgado a la empresa Monsanto”.
Sin embargo, denunciaron que el Juzgado Sexto de Distrito con sede en Chetumal y el Tercer Tribunal Colegiado con sede en Cancún han omitido pronunciarse de manera contundente respecto de la cancelación definitiva del permiso para el cultivo de soya transgénica, en cambio, sí nos han dicho que debemos realizar una consulta en las comunidades indígenas involucradas, como lo señaló el Juez de Distrito, para la reposición del procedimiento administrativo y para que “… supuestamente podamos defender y negociar con nuestros derechos”.
Los denunciantes expusieron que han encontrado vicios en el proceso que se anteponen por encima de los argumentos reales y contundentes, contenidos en las opiniones técnicas de CONABIO, CONANP e INE, quienes recomendaron no otorgar el permiso para la siembra comercial de soya transgénica. Sin embargo, tales dictámenes fueron desechados porque afectaban intereses económicos y políticos. Frente al desvío de poder referido, desde hace más de un año “… nosotros como indígenas del pueblo Maya de la Península de Yucatán nos hemos manifestado en varios espacios para señalar las razones de nuestra oposición a esta clase de megaproyectos que dañan la integridad de nuestras comunidades”.
Algunas de las razones por el rechazo y la movilización de los indígenas mayas contra Monsanto y la decisión del permiso gubernamental son:
- El modelo agro industrial se caracteriza por ser extensivo, lo que implica una gran devastación de montes, realizada con máquinas que acaban de raíz con la flora y fauna que ha habitado en nuestro territorio.
- Supone el monocultivo de semillas patentadas, lo cual genera pérdida tanto de la soberanía alimentaria como de la autonomía de nuestros pueblos.
- Provoca la erosión de los suelos, dejando así daños severos e irreparables a la madre tierra.
- Implica la imposición de un modelo que requiere del uso de grandes cantidades de pesticidas químicos no selectivos, teniendo como consecuencia la muerte de muchas especies vegetales y animales nativos, la contaminación de los mantos freáticos y la contaminación del aire, lo que implica un riesgo elevado de contraer enfermedades tales como cáncer, malformaciones congénitas, abortos espontáneos, microcefalia, anancefalia, entre otras. Hay evidencias científicas y clínicas de ello.
- De lo que se trata es de controlar nuestras tierras con su modelo de despojo, que obliga a sembrar semillas patentadas, y con ello se pierde la diversidad de cultivos.
- Es un cultivo con orientación empresarial, que no fue diseñado para los campesinos, implica grandes inversiones económicas, que el campesino no puede realizar y que en nada nos beneficia a nosotros en los pueblos, pero sí nos afecta. El escenario es real, está pasando y, en tanto problema, se expresa en diferentes niveles (ecológico, económico, de salud). Ahora está sobre todo el daño a la apicultura por lo que representa en términos de los ingresos económicos, una afectación significativa a las familias, pero que también se manifiesta en el consumo diario de agua potable en la región de los Chenes, Campeche, donde se ha detectado ya la contaminación de las aguas con pesticidas, situación que pone en grave riesgo la salud de toda la población. Ante todos estos hechos que se viven en la Península de Yucatán, podemos afirmar que finalmente el daño es para nuestro pueblo maya, pero también para todo el pueblo mexicano.
Los mayas, aclararon que su territorio es sagrado porque “… es donde se encuentra nuestra madre que nos da de comer y por lo tanto lo defendemos en diferentes formas, por eso, iniciamos una campaña permanente con las comunidades para fortalecer nuestra organización”.
Entre las acciones que han realizado y realizarán están:
- Acuerdos internos entre las comunidades para definir una estrategia de defensa del territorio: reglamentos internos y actas de asamblea, entre otras.
- Fortalecer nuestro movimiento intercomunitario mediante encuentros, así como el seguimiento a nuestras prácticas agrícolas tradicionales.
- Comunicar a la opinión pública nuestras denuncias por la imposición de proyectos que dañan la vida comunitaria, así como las evidencias del daño generado por esta imposición del modelo agro industrial, tanto en nuestro territorio como en otras partes de México y del mundo.
- Organización de ferias de semillas y actividades culturales.
- Seguimiento al amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para exigir respeto y cumplimiento de nuestro derecho a la libre determinación y que se cancele de manera definitiva el permiso otorgado a la empresa Monsanto para la siembra comercial de soya transgénica. Atentamente Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar Colectivo de Semillas Much’ Kanan I’inaj.
Al final la Suprema Corte de Justicia de la Nación favoreció en noviembre de 2015 a los apicultores pero Monsanto sigue con sus siembras en fase comercial.





