San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, 29 de mayo de 218, México Ambiental.- Fue presentado el libro Ecología política de la agricultura: agroecología y pos desarrollo, un trabajo de Omar Felipe Giraldo, investigador del Departamento de Agricultura, sociedad y ambiente de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), Unidad San Cristóbal.
La primera parte del libro analiza los discursos sobre la ecología política y la agroecología sobre una base cultural, más allá de la lógica social y política del modelo capitalista, como un esfuerzo por deconstruir la racionalidad económica capitalista que mercantiliza toda la naturaleza y las relaciones sociales. Ya en la segunda parte del libro presenta una posibilidad de alternativa para reconstruir las relaciones del sistema bioplanetario.
Alberto Vallejo, investigador del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA) y Gerardo González, investigador del Departamento de Salud de ECOSUR, fueron los encargados de comentar el libro a partir de un análisis reflexivo de su lectura. Esto fue el pasado 4 de mayo.
Alberto Vallejo citó al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) para contextualizar la relevancia de este libro ante la situación política actual del país así como del papel de este Concejo: “Los pueblos originarios y quienes caminamos abajo y a la izquierda no cabemos en su juego; no por nuestro color, nuestra raza, nuestra clase, nuestra edad, nuestra cultura, nuestro género, nuestro pensamiento, nuestro corazón, sino porque somos uno con la madre tierra y nuestra lucha es porque no se convierta todo en una mercancía pues sería la destrucción de todo, empezando por la de nosotros como pueblos”.
“El trabajo hace una evaluación de un proceso que ha sido largo y doloroso para la humanidad que nos tiene al borde del colapso planetario en términos de un sexto episodio de extinción masiva como le llaman los biólogos a los procesos evolutivos, con el cambio climático y la destrucción de los espacios ecológicos del planeta la cual es provocada por el modelo de desarrollo capitalista imperante en nuestra sociedad”, indicó.
Gerardo González explicó su acercamiento al libro y cómo los temas le remitieron al trabajo del filósofo Cornelius Castoriadis por sus visiones críticas del capitalismo y hacia dónde se dirige el futuro de la humanidad; citó: “La ecología es subversiva pues cuestiona el imaginario capitalista que domina el planeta. Rechaza el motivo central de ése, según el cual nuestro destino es aumentar sin cesar la producción y el consumo. Muestra el impacto catastrófico de la lógica capitalista sobre el entorno natural y sobre la vida de los seres humanos“.
El libro hace una crítica a la ciencia, pero sobre todo a la tecnociencia, a la modernidad y al consumismo resaltando la importancia de las organizaciones en la construcción de procesos sociales que encaminen a la agroecología.
“En Chiapas la experiencia de la agroecología es la de la lucha política, los campesinos no se conformaron con la tierra, le apostaron a la democratización pero procuraron que no fuera solamente en formas discursivas, sino en la práctica; regresar otra vez a esa dicotomía entre sociedad y naturaleza, reconocer a la Madre Tierra, y eso es algo que el libro nos replantea desde esta perspectiva de movimiento social”, indicó.
Y agregó: “La discusión nos lleva a cómo la agroecología grita ser la alternativa a esta crisis mundial, y por eso en su último capítulo el libro nos remite al futuro, porque este futuro que ya nos alcanzó requiere replantearse”.
Giraldo se refirió al pensamiento de la ecología política marxista sobre el despojo y la disociación del productor de los medios de producción, entendiendo al proceso de incorporación como el de despojar a las personas sin necesidad correrlas de sus espacios vitales.
Situación, que destacó, es promovida por grandes organizaciones que buscan crear uniformidades y aprovechan las oportunidades de inversión para incorporar en las poblaciones locales la economía verde mediante modelos de asociación, alianzas productivas, modelos de subcontratación y la relación de agronegocios incluyentes, todo esto a partir de una educación que estimula una lógica empresarial.
“Este proyecto de geopolítica agraria busca despojar a los pueblos de su propia cultura para occidentalizarlos y moldearlos. La educación es la herramienta. Como decía León Tolstoi: `la educación es la intención consciente de volver a alguien en algo´, volver a las personas obedientes consumidores de los paquetes biotecnológicos e integrarlos a la agricultura agroempresarial especializada”, explicó.
Enfatizó el poder de los pueblos que ha logrado crear el efecto antagónico: defender el territorio y patrimonio biocultural, destacando sobre todo la importancia de la agroecología.
“La agroecología se está volviendo un concepto heurístico y un proyecto político fundamental para la lucha política de los pueblos y lo está haciendo mediante estrategias como de campesino a campesino en donde se está recuperando la mayor riqueza que nosotros tenemos, que son las riquezas relacionales”, dijo.
La regeneración de los ámbitos comunitarios a través de estas relaciones cara a cara, y en donde se comparten saberes, es donde se rompe uno de los principios fundamentales del sistema capitalista: el control jerárquico del saber y del conocimiento.
“La agroecología está siendo, además, parte de las transiciones civilizatorias. Estamos en una fundamental crisis civilizatoria creada por el colapso del sistema urbano-industrial, tenemos que transitar hacia el post extractivismo. Es fundamental estimular la imaginación utópica. La crisis de la civilización es ante todo una crisis de sentido, tenemos que resignificar los sentidos para pensar otras posibilidades de futuro y reverdecimiento del mundo”.