Ciudad de México, México, 15 de diciembre de 2016, México Ambiental.- Los planetas enanos en nuestro sistema solar tienen una función bastante importante que radica en que se trata de objetos primigenios que cuando se estudian, generan información acerca del nacimiento del mismo sistema planetario.
“Si entendemos el nuestro, podremos describir muchos otros hasta los confines del universo, suponiendo razonablemente que la física que conocemos en las cercanías es la misma en todo el firmamento” declara Bárbara Pichardo, investigadora del Instituto de Astronomía.
A causa de que nuestra tecnología no está tan avanzada como se es necesario para observar objetos que no brillan, aún sabemos muy poco de nuestro sistema solar externo pero mucho de cuásares a miles de millones de años luz de distancia. Esto es porque los cuásares son súper brillantes y a pesar de la inmensidad del universo resplandecen de gran manera.
En cambio, los que son de hielo y no brillan, por ejemplo los que forman el Cinturón de Kuiper, ubicado más allá de la órbita de Neptuno, se alcanzan a visualizar solamente porque reflejan la luz del Sol. Pero por el hecho de que los planetas enanos, aparte de ser pequeños son opacos, descubrirlos es muy tardado, así como ocurrió con Plutón y otros planeas enanos hasta ahora, por ejemplo 2015 RR245, explicó la experta del Instituto de Astronomía.
Hasta ahora sólo cinco han alcanzado la categoría de planetas enanos: Plutón (el más grande de todos, con más de dos mil kilómetros de diámetro), Ceres, Eris, Makemake y Haumea, aunque están en lista de espera decenas, con tamaños que van de los 300 a los dos mil kilómetros.
2015 RR245, que de resultar lo suficientemente importante recibirá un nombre por parte de la IAU, no es muy lejano; “de aquí al Sol es una unidad astronómica, de aquí a Neptuno son 30, y a Plutón, 40”.
“Este objeto, con un diámetro de sólo 700 kilómetros, tiene una órbita que se ubica entre 34 y 120 unidades astronómicas, lo que significa que se acerca más al sistema planetario que Plutón; así ocurrirá en el año 2096, cuando estará en su punto más cercano.”
Bárbara Pichardo adelantó que se seguirán descubriendo planetas enanos en el Cinturón de Kuiper, aún más conforme avance la tecnología. Incluso, se podrá hacer un mapa del sistema solar más allá de Neptuno, región de la cual la mayor parte del conocimiento es teórico.
En otros sistemas planetarios, como el de la estrella Fomalhaut por ejemplo, su cinturón, homólogo al de Kuiper, es mucho más masivo, equivalente a 100 veces la masa de la Tierra, repartida en miles de millones de pequeños cuerpos, mientras que en el Kuiper es de sólo 0.1 masas terrestres.
Ambas estrellas centrales son parecidas, e incluso Fomalhaut tiene un gigante parecido a Júpiter; nadie sabe, sin embargo, por qué tienen un cinturón tan diferente. Descubrir nuevos planetas enanos contribuirá, entre otros muchos aspectos, a entender por qué el Cinturón de Kuiper en nuestro sistema planetario es tan ligero, por ejemplo.
*Con información de Laura Romero, Gaceta, UNAM.
