La Conafor propone revertir el deterioro de los manglares a través de su reforestación, rehabilitación y restauración, y ha dado pasos en ese sentido. Dos de sus proyectos exitosos han sido realizados en Oaxaca, uno en Ventanilla, municipio de Santa María Tonameca, donde el huracán Paulina devastó el manglar, y otra en Cerro Hermoso, municipio de San Pedro Tututepec, en el Parque Nacional Lagunas de Chacahua, área afectada por un crecimiento poblacional acelerado y por modificaciones en la línea de costa derivadas de la construcción de espigones y dragados que buscaban evitar el azolvamiento de la bocabarra artificial de la Laguna de Pastoría.

En el primer caso los pobladores crearon una cooperativa que logró una producción anual de tres mil plantas y la instalación de un vivero de 70 mil plantas de mangle rojo en 1997. Con todo ello se ha ido recuperando la cobertura original del manglar. En Tututepec, una familia de pescadores se involucró en acciones de conservación de la playa y el manglar mediante la creación de un vivero.

Estas experiencias dieron impulso, entre 2002 y 2004, a la Red de Humedales de la Costa de Oaxaca, un conjunto de organizaciones interesadas en la protección y manejo de esos ecosistemas que cuenta ya con 17 miembros en seis municipios costeros de esa entidad federativa.

En otro frente, desde 2005 la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (CONABIO) genera información cartográfica para conocer con exactitud la extensión y tendencias de cambio de los manglares. Con los resultados de ese mapeo, en colaboración con múltiples instituciones de gobierno, académicas y de la sociedad civil, creó el Sistema de monitoreo de los manglares de México que prevé la actualización cartográfica cada cinco años.

Los resultados de estos estudios están contenidos en la publicación “Manglares de México, Actualización y exploración de los datos del sistema de monitoreo 1970/80-2015”, que renueva los registros sobre la extensión y distribución de los manglares tanto a nivel nacional como estatal, así como los efectos de sus cambios de cobertura.

El documento, que “abre una puerta de esperanza acerca de que sí es posible recuperar los manglares aun después de haber sido perturbados”, según expresó el titular de la SERMARNAT, Rafael Pacchiano Alamán, refiere que México registró 856 mil 405 hectáreas de cobertura de manglar entre 1970 y 1980, superficie que disminuyó a 774 mil 134 hectáreas hacia 2005 y a 764 mil 774 en 2010.

En 2015, afirma la CONABIO, el inventario manglares del país presentaba una ligera recuperación del ecosistema a nivel nacional: 775 mil 555 hectáreas, tanto por la recuperación de manglar en diferentes regiones del país, como por la colonización parcial de manglar en nuevas áreas y mejoras en los avances tecnológicos para la generación de cartografía y el conocimiento del territorio nacional.

Es importante resaltar que el 63% de la superficie de manglar a nivel nacional se encuentra bajo algún esquema de áreas naturales protegidas, ya sea estatal o federal, por la importancia fundamenta de este ecosistema no solo desde un punto de vista ecológico, sino también social y económico: “las ANP representan la principal fuente de reproducción y crianza de las pesquerías del país. En 2015, el valor de la producción pesquera potencial por la reproducción y crianza dentro de humedales en las ANP representó cerca del 20% de la producción pesquera anual.”

El 28 de octubre de 2016 la SEMARNAT anunció una inversión cercana a 132 millones de pesos para la restauración de los manglares en los estados de Nayarit, Campeche, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco y Veracruz. Además, refirió que ha restaurado 5 mil 414 hectáreas de humedales de 2013 a la fecha, con una inversión federal de 170.98 millones de pesos.

Junto con la UNESCO podemos decir que aun cuando  existen graves desafíos para la supervivencia de los manglares de México y del mundo, la Tierra y los seres humanos simplemente no pueden permitirse perder estos ecosistemas vitales.