Ciudad de México, México, 30 de agosto de 2019, México Ambiental. – Aunque en la actualidad se han realizado diversos avances en la ciencia y la tecnología, notables en la alta sensibilidad de instrumentos de medición como sismógrafos y sistemas de posicionamiento global (GPS) que cada vez detectan más temblores pequeños, los sismos siguen siendo impredecibles.
El predecir un sismo requiere de conocer con anticipación tres elementos: el lugar y la fecha en que ocurrirán, así como la magnitud del evento, así lo comentó Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN), el cual está adscrito al Instituto de Geofísica (IGf).
Afirmó que son falsos los rumores que dicen que este año habrá un sismo grande en el sur del mundo. Sin embargo, dice que es factible que ocurra un temblor que afecte a alguna parte del orbe, pero no se puede precisar respecto a donde ocurrirá, de que magnitud será y en qué fechas sucederá.
Dicen que los movimientos telúricos ocurren cuando el cielo está rojo, cuando llueve mucho, en época de sequía o cuando las nubes están aborregadas. Esto se basa en algunas observaciones hechas en lugares particulares cuando sucedió un evento, pero seguramente en otras partes del país no hubo estos fenómenos.
Los científicos no solo tienen a la mano los sismógrafos que miden la magnitud y el sitio del fenómeno, sino que también cuentan con herramientas como los GPS, que detectan cuanta energía se liberó.
Estas herramientas pueden inferir la magnitud, pero es una interpretación de la información que se da después de que ocurra el evento.
Actualmente se cuenta con nuevas tecnologías de monitoreo y de análisis. Se cuentan con estaciones sísmicas en algunos lugares como Guerrero y Oaxaca, lo que facilita la detección de los eventos. Además, se está empezando a trabajar con la fibra óptica en el monitoreo, lo que permitirá ver señales que antes no se podía.
Entre los desarrollos recientes de la sismología, que representan nuevas oportunidades para esta disciplina, están los conjuntos masivos de datos, nuevos algoritmos y modelos de machine learning, así como mejoras en las tecnologías de cómputo.
También se cuenta con referencias científicas de más de 10 años continuos de duración y grandes redes sismológicas con miles de sensores.
