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Investigadores de la UNAM, detectan escombros contaminantes con sistemas de información geográfica

Constantino Gutiérrez, académico investigador de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

 

Ciudad de México, México, 4 de julio de 2017, México Ambiental.- Un grupo multidisciplinario de topógrafos, geólogos, hidrólogos, ingenieros ambientales y expertos en mecánica de suelos de Departamento de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la Facultad del Ingeniería (FI) de la UNAM desarrolló una metodología para localizar sitios de disposición final para residuos de la construcción y demolición que provocan contaminación ambiental, aplicando sistemas de información geográfica.

 

Como parte de la investigación de los universitarios –actualmente con un 75 por ciento de avance  y con apoyo de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECITI) de la Ciudad de México–,se analizaron, en colaboración con consultores externos, alrededor de 11 alternativas, de las cuales tres presentaron las mejores condiciones.

 

En la Ciudad de México se generan diariamente siete mil toneladas de esos residuos, es decir, más de la mitad del peso de los residuos sólidos de esta urbe, calculados en 12 mil 600 toneladas diarias, establecieron en un documento los expertos liderados por Constantino Gutiérrez, académico de la FI.

 

Si bien existe una norma ambiental (NADF-007-RNAT-2013, en vigor desde el 26 de febrero de 2015) que establece la clasificación y especificaciones de su manejo, los desperdicios de construcciones aún se tiran de manera clandestina en lugares prohibidos, como carreteras, barrancas, suelo de conservación y áreas naturales protegidas (incluida la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel en Ciudad Universitaria), o son llevados a otras entidades de la megalópolis.

 

Los expertos de la UNAM calcularon que 40 por ciento se dispone de manera adecuada, lo que causa problemas ambientales y de seguridad para los ciudadanos, pues el cascajo puede interrumpir el paso del agua en una barranca y provocar inundaciones, escurrimientos, afectaciones a los ecosistemas de áreas naturales protegidas, o simplemente dañar la imagen urbana.

 

La Ciudad de México no cuenta con suficientes sitios autorizados de disposición, sólo hay uno en la delegación Xochimilco, y una empresa privada en la delegación Iztapalapa, en donde se procesa apenas el tres por ciento de esos desechos generados en la urbe. Ahí se trituran y muelen los residuos seleccionados y se producen agregados como gravas y arenas, que se emplean posteriormente en la industria de la construcción.

 

Los universitarios crearon tres alternativas de confinamiento a partir de recorridos por los sitios preseleccionados para verificar la información topográfica, geológica, hidrológica y de uso de suelo (obtenida de diferentes fuentes, como la cartografía del Instituto Nacional de Estadística y Geografía); también se tomó información in situ y se revisaron las condiciones técnicas para determinar el lugar más factible.

 

El sitio elegido debe contar con un área suficiente para una vida útil de al menos 10 años, ser accesible, con vías de comunicación, una topografía lo más regular y plana posible, que no sea inundable ni área de reserva natural.

 

Con ayuda de sistemas de información geográfica y herramientas de análisis espacial (de información topográfica, hidrológica, geológica y ambiental), y el uso de vehículos aéreos no tripulados (drones) que se utilizan para levantar información del entorno físico, se localizó un lugar idóneo al sur de la ciudad, ocupado en la actualidad por pastizales y tierras de cultivo temporales; tendrá en su fase constructiva un menor impacto ambiental y resultará más económico.

 

El proyecto de los universitarios considera que el sitio de disposición estará conformado por “celdas” de tres metros de altura que se irán formando a partir del material de desecho e incluye un centro integral de manejo de residuos, no sólo para su disposición final, sino para construir una planta de reciclaje de concreto y un área destinada a formar suelos artificiales a partir de residuos de la construcción, que otros universitarios investigan para aplicar en zonas en donde no hay una capa de suelo que sustente la vegetación, como las áridas.

 

La pretensión es contribuir a mejorar la situación actual de la Ciudad de México, al identificar sitios potenciales para el depósito de este tipo de materiales, en apego o cumplimiento de los criterios ambientales, técnicos y socioeconómicos.

 

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