Por: José Manuel Nieves
Madrid, España, 10 de julio de 2015, ABC.es.- Si quieres buscar al culpable de que amanezca un día nublado, entonces debes mirar hacia los trópicos. Porque el vapor de agua que se origina allí viaja hasta las demás latitudes del planeta en auténticos «ríos atmosféricos», largos filamentos de aire húmedo en movimiento que se desplazan, intermitentemente, sobre los océanos del mundo. Y cuando esos hilos de agua tocan tierra, pueden causar graves inundaciones y otros violentos fenómenos metereológicos. Sin embargo, y a pesar de la importancia de estos «ríos atmosféricos» en la distribución de agua en la Tierra, el mecanismo por el que se forman sigue siendo un misterio.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista «Chaos» y llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, sugiere que determinadas estructuras, inusualmente persistentes, que se forman en las capas más altas de la atmósfera y que reciben el nombre de «Estructuras coherentes de Lagrange», podrían servir como «patrones trazadores» alrededor de los cuales crecen los ríos atmosféricos.
Basándose en simulaciones alimentadas con datos climáticos reales del Océano Atlántico, la investigación se centró de manera específica en el transporte de agua desde el Caribe hasta la Península Ibérica, pero aporta un nuevo método para estudiar, en general, cómo el agua de los trópicos se distribuye por el resto del mundo.
En otras ocasiones, se ha observado que las «Estructuras coherentes de Lagrange» son capaces de dar forma a otros fenómenos naturales, como a las nubes de cenizas volcánizas y las floraciones de plancton.
Según explica Vicente Pérez-Munuzuri, físico de la Universidad de Santiago de Compostela y coautor de la investigación, «dado que los ríos atmosféricos sobre los Océanos Atlántico y Pacífico son filamentos coherentes de vapor de agua que pueden durar más de una semana, y que las Estructuras coherentes de Lagrange pueden explicar la formación de otros tipos de flujos geofísicos, nos preguntamos si podrían tener también un papel en la formación de los ríos atmosféricos».
A través de las simulaciones informáticas, Pérez-Munuzuri y sus colegas han logrado demostrar una estrecha relación entre los ríos atmosféricos y las Estructuras coherentes de Lagrange de la alta atmósfera. Utilizando datos públicos sobre velocidad del viento y flujos de vapor a través de ríos atmosféricos reales sobre el Atlántico, los investigadores crearon un modelo que reflejaba el movimiento de miles de partículas virtuales de aire. Y hallaron una fuerte coincidencia entre los complicados remolinos de las Estructuras coherentes de Lagrange que formaban esas partículas y los patrones de flujo de los ríos atmosféricos reales.
«Las Estructuras coherentes de Lagrange son como una especie de andamio temporal alrededor del que un río atmosférico puede crecer y alargarse», afirma Pérez-Munuzuri.
Los investigadores creen que las Estructuras coherentes de Lagrange pueden aportar una forma mucho mejor para identificar y clasificar a los ríos atmosféricos. «Hasta ahora -explica Pérez-Munuzuri- la mayoría de los métodos usados para identificar ríos atmosféricos se han basado en su flujo de vapor de agua o en la velocidad del viento. Aquí demostramos que los ríos atmosféricos pueden clasificarseen función de si se han formado, o no, a partir de Estructuras coherentes de Lagrange, y también en función de la forma que adoptan estas estructuras».
